Se supone que la jornada de reflexión sirve para que los electores puedan pensar y decidir su opción de voto sin interferencias externas.
Yo creo que no. A medida que avanza la campaña, los candidatos se vuelven cada vez más irreflexivos (unos diciendo más de lo que quisieran, el otros enfangándose más atacando a los unos...). Creo, por tanto, que la jornada de reflexión sirve más a los candidatos para recuperar la compostura que a los electores para decidir su voto.
Los electores ya tienen claro hace rato qué es lo que van a hacer.
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